Para mí el mes de diciembre es especial. Aunque las hojas de los árboles caen y hace frío y lllueve (o incluso nieva), para mí siempre será un mes eternamente bonito. Es un mes en el que aprendí a decir que sí, y también es un mes donde aprendí a ser feliz.
El mes de diciembre trajo a mi vida diferentes momentos tremendamente increíbles. Diciembre es un mes donde crecí, donde aprendí y donde quizás me hice más persona. Diciembre es un mes que me trajo algo que nunca más volverá y que tal vez cuando lo haga, lo haga de un modo diferente a la primera vez.
Hoy de nuevo quiero sentarme para recordarte, para volver a gritar que cada día de mi vida me acordaré de tí y que no hay un sólo día donde no me acuerde de todo aquello que me enseñaste con fecha de caducidad en el tiempo, con un reloj invisible que marcaba cada segundo.
Si de mí hubiera dependido ... tú seguirías aquí. Pero eso cuenta poco, cuando desde ese momento te cosí a mi alma con un hilo que ni si quiera se ve, pero que será resistente y que de cualquier modo seguirás a mi lado a través de los años, por encima de todo el tiempo que me pase por encima.
Ya no busco respuestas, aunque tampoco me agarro a eso que tanta gente me dijo "la vida es así", está claro que yo no quiero que la vida sea "tan así", porque por ser tan "así" me apartó de tí de un modo frío y repentino.
Pero quiero que sepas, allí donde estés que si estoy de pié
es por tí, que reconozco que un día necesité tumbarme en el suelo, sin
tiempo definido, pero la única razón por la que me levanté también es
por tí. Y que no tengo años, ni meses, ni minutos, ni segundos en la vida para
agradecer la oportunidad de conocerte como lo hice. Siempre, siempre,
siempre te llevaré conmigo y cada día estoy más segura que quizás en
otro mundo, en otra vida diferente, nada nos negará lo que en esta vida se
nos negó, y a pesar de todo eso, a pesar de todo... mi corazón seguirá
contigo hasta que decida crear su último latido. Gracias por todo y
tanto y perdóname si aún hoy lloro cuando recuerdo que la vida no fue del todo
justa, más que conmigo, contigo.
Te quiero lo que nunca podría escribir
con palabras, lo que jamás podré expresar con letras, y lo que nunca sabré describir del modo que realmente es.
Feliz diciembre, cariño mío.