Siempre me he considerado una persona con tantos defectos que no podría decir un número, así que me limito a decir "tropecientos mil y uno más".
Si soy justa, de algunos aprendí, pero de otros tantos no, y aquí siguen a mi lado, sentados en sillas transparentes que sólo yo puedo ver y a veces, sólo a veces los demás también.
Con el paso del tiempo, he aprendido a frenar mis errores o meterlos en un bocadillo y masticarlos para saber qué sabor tenían y de otros por supuesto he desaprendido y los he dejado en cajitas de zapatos y tirado al contenedor de "sólo cartón y papel".
Sé que todos tenemos defectos, eso es algo que vemos en los demás también (si se dejan ver), pero ahora más que nunca, sí que pienso que, todos nosotros, llegado un momento, llegamos a comprender y aceptar nuestros propios errores, porque de no tener defectos, no seríamos humanos ¿no? :)