Fue en el verano después del colegio cuando nos conocimos.
Lo hicimos en tu mustang escuchando RadioHead,
y en mi 18 cumpleaños ambos nos hicimos el mismo tatuaje.
Solíamos robar el licor de nuestros padres y escalar al tejado,
hablábamos de nuestro futuro, como si tuviéramos alguna pista.
Nunca planifiqué que algún día yo te perdería, en otra vida yo sería tu chica.
Podríamos consevar nuestra promesas de amor,
estar en contra del mundo,
en otra vida yo haría que te quedaras,
así no tendría que decir que fuieste el que se escapó.
Estábamos en junio y tú eras mi Johnny Cash.
Nunca estábamos el uno sin el otro, hicimos un pacto.
Algunas veces cuando te extraño, pongo a sonar esos discos.
Alguien dijo que te habías quitado el tatuaje,
que te vieron en el centro cantando blues.
Es momento de desafiar a la música y yo ya no soy tu musa.
En otra vida, yo sería tu chica.
Todo el dinero no puede comprarme una máquina del tiempo,
no puedo reemplazarte por un millón de anillos.
Debería haberte dicho lo que significabas para mí,
porque ahora estoy pagando el precio.
En otra vida, haría que te quedaras.
Es de esas veces que escuchas una canción una y otra vez, pero no pones atención a lo que dice. Y un día de repente la letra se me mete dentro de la cabeza y me doy cuenta que la canción que tantas veces me animó, no tiene la letra más bonita del mundo, y que no es lo mismo escuchar música que entender música.
Cuidemos todo aquello que queremos, porque un buen día te das cuenta que aquello que tenías ya no está, y no puedes hacer nada para cambiar lo que una vez fue.