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lunes, 23 de julio de 2012

Lápices de colores


Cuando eres niño, tienes capacidades que los adultos dejamos de tener. Una gran mayoría de nosotros, cuando éramos niños, teníamos amigos imaginarios, y la capacidad de sorpresa suele multiplicarse por infinito, todo merece no una mirada, si no infinitas miradas que se cuelan por abismos infinitos y a veces cuando nos hacemos mayores, recorremos esos pequeños rincones, sólo para recordar quiénes éramos.

Yo no pienso que esas capacidades hayan quedado perdidas, en un rincón oscuro que casi nadie mira, porque soy de las que piensa que cuando nos perdemos, cuando algo no está del todo bien, volvemos a buscar esa pequeña caja de lápices de colores para intentar pintar todo aquello que ahora llamamos injusto, todo aquello que nos hace menos humanos. 

Soy de las que piensa que todos tenemos una cajita de colores guardada no tan lejos como imaginamos, y que en cualquier instante nos volvemos a ver pintando.

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