Yo... yo no creo en muchas cosas. Soy de las que pienso que si no lo veo no lo creo. Soy persona con pies en el suelo, para algunas personas, demasiado fría y para otros simplemente sentimiento. Cuando la vida no te responde del modo que deseas, del modo que necesitas, aprendes a ser
más fuerte, aprendes a levantarte y verla de otro modo.
Aprendes a vivir
más despacio, porque en muchas ocasiones incluso piensas que si hay alguien que tiene la culpa, esa eres tú, por querer vivir demasiado
deprisa, por querer acelerar el mecanismo de la vida. Aprendes que el
proceso puede ser más largo, aprendes que incluso aquello que tanto miedo te daba, has dejado de tenerlo y que puedes llegar a hacer por tí
misma aquello que pensaste jamás podrías. Aprendes de tratamientos
médicos. Aprendes a sentarte para esperar resultados.
Hace años, si alguien me dice esto, yo no lo habría creído, yo que era impaciente, que
soy pólvora en manos de cualquiera, yo que no sé andar y sólo sé
correr, yo que antes de aprender a andar aprendí a rodar. Si hubiera alguien que me hubiera dicho que iba a llorar un mar entero con todas
sus gotas, jamás lo habría creído porque yo era la típica que "jamás"
lloraba porque eso implicaba ser débil y yo por supuesto no lo era.
Aprendí que llorar no es de débiles, que caerse y levantarse debería ser una
norma en la vida. Aprendí a ser sigilosa en mis pensamientos y a gritar
lo que siento y sobre todo aprendí que hacerlo no me hace dejar de ser humana, y en cambio me quedo tan agusto.
Yo estoy segura que todo al
final llega y que aunque a veces el camino es largo, que hay a quien le
funciona de manera instantánea, hay otras personas que tenemos que aprender a vivir las mismas cosas como cincuenta veces más para que por
fin aquello que deseas suceda. Y ahora confío que por fin yo estoy
primera en esa cola inmensa donde era la última de la fila.
Ahora puedo
ver luz para mí, por fin, porque todo, absolutamente todo llega, incluso a mí.
Millones de gracias (y un gracias más) a todos aquellos que me habláis, que me escucháis, que soportáis mis gritos, mi mal humor, mis lágrimas, mis bajadas y subidas. Gracias por los "Llora si lo necesitas, porque no me voy a ir a ningún lado", gracias por los besos y por las bromas, gracias por las "hostias" con un tono de voz que me hacen partirme de risa, gracias por todos los "Tutto andrá bene". ¿Echamos una carrera a ver quién llega primero? jajaja, es bromita, que ya no corro, que me acostumbré a andar, incluso a pasear, lo prometo (y sin cruzar deditos).
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