Porque todo llega, todo pasa, y por supuesto, todo, pero absolutamente todo, se supera. Depende de un@ mism@ que esto sea así y de la gente que te rodea y yo por descontado, no me puedo quejar, pues tengo las mejores personas a mi lado que me ayudaron y siguen haciéndolo, a tod@s ell@s siempre gracias.
Ésta canción es para dos de nuestros amigos que empiezan su recorrido por el camino de sueños. Todo llega, y llegará...Seguro.
Me despierto antes que suene el despertador. Son apenas las cinco de la mañana y tengo que ir a trabajar. Eso es suficiente para querer llorar. A trompicones consigo encontrar el móvil y usarlo de linterna para ver dónde están mis zapatillas. Hago tres intentos hasta ponérmelas. Me voy tambaleando al cuarto de baño. Me aseo para desperezarme, pero sigo con sueño y ahora estoy helado por el agua fría. Voy a la cocina a preparar el desayuno; en todo el proceso mis manos apenas están coordinadas y doy gracias a Dios porque no se me ha caído nada al suelo. Luego blasfemo porque me engancho con algo y me tropiezo. Me voy al cuarto del niño para darle su biberón. Lo levanto de la cuna y me quedo un ratito abrazado a él. Es tan cálido y suave y transmite tanta paz que podría quedarme así toda la vida. Le llevo al sofá y empieza a despertarse. Hace amago de llorar, tiene hambre y sueño, pero me ve y se queda mirando muy fijo a un punto justo encima de mi cabeza. Después me dedica una sonrisa. Hace un pequeño ruido tratando de hablar, pero más parece el maullido de un gatito. Da igual, me acaba de alegrar el día. Le doy de comer y cuando termina empieza a moverse buscando una posición más cómoda, se retuerce, se acurruca un lado, se ríe y se queda quieto. Y se vuelve a dormir. Me lo llevo a la cuna y le dejo que siga durmiendo no si antes quedarme otro ratito abrazado a él. No importa lo pronto que sea, el sueño que tenga, el frío que haga, el hambre que sienta o la frustración de ir a un trabajo hasta bien pasada la tarde. Su sonrisa me ha dado un millón de energías para afrontarlo.
A mí nunca me ha gustado juzgar a nadie, ni tampoco indagar en lo que hace o deja de hacer con su vida la gente, pues cada uno lleva la vida que quiere o que puede llevar y yo no soy quien ni para juzgar ni para justificar a nadie. Esto no quiere decir que en algún momento de mi vida lo haya hecho, aunque ésa no haya sido mi intención, pero todos en algún momento cometemos errores, y no es que yo trate de justificar mis malos actos diciendo aquello de "todo el mundo lo hace", vale, yo soy parte del mundo, pero sé cuándo me equivoco.
Por supuesto yo también me he visto cuestionada en más de las ocasiones de las que yo misma querría reconocer y algunas de esas veces ha sido gente que incluso me importaba. Estas cosas pasan en todos los lados y por supuesto en Second Life esto se magnifica, pues nadie podemos ver a nadie, y lo más fácil es señalar con el dedo lo que hace el del frente porque es más fácil que meternos en nuestras propias vidas, aunque ¿quién sabe? quizás más de uno o una no tiene vida propia o le es más fácil cuestionar la vida de los que tiene al lado porque la suya carece de importancia, lo cual (y este es mi punto de vista) es tan triste una cosa como la otra.
Yo en este segundo mundo me encontré con gente no sólo que comprendió mi vida, si no que además me respetó y jamás se les ocurrió decirme "esta boca es mía", como yo tampoco lo hice, por razones más que obvias (cada uno que haga lo que quiera, mientras a mí no me afecte).
Pero evidente es que no siempre me sentí respetada, porque para mí es una absoluta falta de respeto que alguien venga y me cuestione aludiendo cosas tales como "yo no haría esto..., "yo no haría lo otro...", "yo no ...", "yo no..." y te quedas pensando "claro, tú no, efectivamente, porque tú no eres yo, y yo no soy tú, que para eso cada uno es un mundo y no hay dos iguales y a Dios gracias". Verdaderamente nunca me ha importado, porque como siempre dije, lo más importante es que te conozca tú gente, que sepa como eres, y que te respete y te quiera, tal cual, sin más.
Puedo decir con la boca bien grande que jamás, y cuando digo jamás es jamás, mentí a nadie, jamás hice creer a nadie nada de lo que no soy, ni de espectativas de esperanza de estar conmigo a nadie, porque pienso que yo ese derecho no lo tengo. Por supuesto conocí gente de todo tipo de pensamiento y actitudes muy variadas. Gente que como yo entró en este mundo por azar y que en su casa tiene lo más importante de su vida, gente que entró a pasarlo bien pero no a costa de los demás, gente que puede tener un partner pero que dejó las ideas claras al que está a su lado, gente que te hace reír hasta dolerte el estómago, gente enarmorada, y gente que por el contrario engañó, gente que sí, efectivamente, no están casados ni tienen pareja (reconocida) en su vida, y por eso se permitieron el lujo de poder llevar una relación "real" pero no contando toda la verdad, gente súper legal que juzga estados civiles, wue si tú estás casada, que si tu viuda, que si..., y por qué tengo mi partner en SL y eso es "intolerable", gente súper sincera que engañó e hizo creer que estaban enamorados y luego verdaderamente no era así. Gente que como no concibe un SL sin bolas, piensa que el resto estamos todo el día haciendo lo único que se puede hacer en SL y eso que en SL se pueden hacer infinidad de cosas (incluso hasta pensar mal). Gente súper mega magnífica que se dedicaron y se siguen dedicando a juzgar a los "casados", y ellos que son solteros (y enteros por supuesto) se dedican a llevar relaciones que llevan a la realidad, haciendo creer eso a la gente, precisamente y luego "nanai de la china". Como dice el refrán "Que Dios me libre de las aguas mansas que de las bravas ya me libraré yo". Con esto creo que lo digo todo. Y por supuesto sé que esto va a provocar cosas del tipo de "y túuuuuu y túuuuu...." e incluso también "y solamente tuuuuuu !!! porque yoooo noooo upssss", quien se quiera dar por aludid@ es muuuuuyyyyyyy libre de hacerlo, como yo de escribir lo que quiero en mi blog, y que me quiten lo bailao.
martes, 10 de febrero de 2015
"Ojalá la vida fuera como una canción, que puedes pararla, rebobinar, y si te gusta, puedes escucharla mil veces, repetir las mejores partes, aprenderte el estribillo de memoria, escoger la que más te gusta. Pero sí hay una cosa en la que la vida se parece a una canción y es que tres minutos, sólo tres, pueden cambiarlo todo para siempre".Vive Cantando
