Yo no escogí enamorarme de ti pero..
... pero la primera vez que te besé, nuestros dientes se rozaron por una milésima de segundo y fue increíble. Y la hora exacta de ese beso eran las 12.10 y quité la pila del reloj para que se quedase detenida la hora para siempre, parada. El minuto exacto en el que me besaste, está metido en un reloj, para siempre y ya nunca sé que hora es, pero me da igual… y desde entonces miro constantemente el reloj.
Los hombres de Paco ... pero la primera vez que te besé, nuestros dientes se rozaron por una milésima de segundo y fue increíble. Y la hora exacta de ese beso eran las 12.10 y quité la pila del reloj para que se quedase detenida la hora para siempre, parada. El minuto exacto en el que me besaste, está metido en un reloj, para siempre y ya nunca sé que hora es, pero me da igual… y desde entonces miro constantemente el reloj.
Porque hay besos que te dejan sin aliento.
Besos que repetirías una y otra vez de manera incansable.
Hay besos que te roban la razón y el sentido,
besos que robarías dentro de un sueño
para seguir soñando una noche más.
Besos que acarician tú alma, la templan y vuelven a dejarla tranquila.
Hay besos tan apasionados que sólo con darlos sientes que te metes dentro de la persona.
Besos dulces, y besos que no lo son tanto.
Besos a medio suspiro y besos que mueven ciclones.
Besos de millones de tipos de millones de maneras, en infinitas ocasiones,
y todos, absolutamente todos para demostrar que aún tienes fuerza
y ganas, muchas ganas
de querer y sentirte querido.
D. Lorefield
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