Por norma general, (aunque no es una norma que siempre me sea posible cumplir) suelo quedarme con las cosas buenas, con aquello que me hizo reír, con aquello que mínimamente me sacó una sonrisa por pequeña que sea. Y aunque no hace mucho estuve con unos amigos debatiendo aquello de que "la mente casi nunca es selectiva con lo que es bueno, si no que va por libre", sí que es verdad, que por mi propia salud mental y física, intento siempre quedarme con lo bueno que la gente o las situaciones me brindan, y lo demás simplemente es el resto, que para mí simplemente resta y no importa. Como he dicho en alguna situación, a lo largo de nuestra vida, la mayoría de nosotros recordaremos las cosas más importantes, y triste o alegre, no logramos acordarnos de cada día y cada minuto. Así que ... sí, es importante guardar en nuestro bolsillo aquello que nos aporta sonrisas, ilusiones, fantasía, buenos ratos... Señoras y señores, lo demás, debería ser sólo el resto.
Y a poquito,
que sonrías llegará la alegría.
Sí, de los ratos peores germinan los buenos,
sonreír no se compra no vale dinero.
Rosana Arbelo
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