Páginas

martes, 29 de marzo de 2016

... Y que me quiten lo bailao


No, no dejé mi trabajo porque quise, ni tampoco porque estuviera cansada (que lo estaba porque era demasiado estrés, y demasiadas responsabilidades) . Durante años, y cada año que pasaba era más responsabilidad, según decían siempre, por ser polifacética. Un día simplemente decidieron que debía decir adiós, así sin más. Que una mujer se quede embarazada resulta algo extraño. A la hora de contratarla no tienen en cuenta este pequeño "detallito" y de repente un día sucede ese milagro y es cuando en mi caso decidieron que mi carrera en la empresa se acabó. Me hundí. Lo reconozco. Sí, porque no sabía otra cosa que trabajar, de repente debía buscar trabajo en una época donde verdaderamente es complicado. Luego la vida te va situando poco a poco en dónde debes estar, y me pasaron todas esas cosas que es la vida, y aprendes que estudiarla y reestudiarla no vale la pena, que para eso existen los libros. 

He estado años parada. No completamente parada, porque los que me conocéis sabéis que en mi caso eso es prácticamente imposible. Hice cursos de reciclaje de finanzas, me saqué el carnet de conducir y conocí gente maravillosa con la que salir y entrar. Viajé. Me mimé y me mimaron mucho, mientras yo intentaba conseguir el sueño de quedarme embarazada y más o menos sabéis por dónde pasé, así que me ahorraré ese trocito. 

Durante este año y pico he disfrutado de mi niño, le he visto crecer, cada minuto, cada segundo. Es la cosa más maravillosa del mundo y siempre que me preguntan, no lo dudo: si puedes criar a tu hijo, hazlo, porque esos años nunca vuelven y nadie, absolutamente nadie, te los devuelve. Vale la pena, pero muchísimo. 

Ahora trabajo. Mi niño va a la guardería a jugar con los amigos con los que está encantado de la vida, y quiere a su profesora, tela marinera.  Pero yo, me considero afortunada por haber disfrutado de mi niño durante este tiempo donde ni a él ni a mí nos van a quitar esos días de caricias, mimos, abrazos, besos, miradas cómplices, sonrisas, juegos e incluso lloros y rabietas (ahora estamos en esa época de "nonono" y "mío, mío, mío"). Feliz de haber tenido la fortuna de haber bebido cada minuto y segundo con mi niño... y que me quiten lo bailao ;)

No hay comentarios:

Publicar un comentario