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martes, 21 de marzo de 2017

Ella



Capturaba momentos con su cámara, y soñaba, sobre todo soñaba. Ella, tan bonita, tan real. Poco femenina pero tan mujer. Ella con esos labios perfectos que cualquiera mataría por robar tan sólo un beso.

Ella con risa de loca, con locura transitoria, y menos mal que transita y no se queda varada en un sólo sitio. Ella tan espontánea y tan mágica. Ella que todo le sienta bien, desde un vaquero hasta el vestido más feo de satén.

Ella es preciosa, aunque no lo sabe. Ella que en ocasiones se muerde las uñas, y en otras lo hace sólo por costumbre. Ella que puede cambiar esos versos tristes de Neruda por los más alegres.

Ella que por donde camina crea poesía, sueña poesía, ama poesía, estudia poesía porque ella es poesía. Ella tan bonita, y tan real. Ella que se emociona aunque sin llorar, porque no es de las que lloran, es de las que ríen hasta estallar, es de las que te contagia la risa hasta cuando viene un vendaval.

Ella que es trueno y tempestad, ella que es amor y amar. Ella, tan sólo ella, ella con dieciocho años, ella, tan niña, tan mujer, tan imperfecta y tan perfecta a la vez.
D. Lorefield

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