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martes, 7 de junio de 2016

Reencuentros




No sé dónde leí una vez, una historia de unos científicos  que haciendo una investigación, metieron cinco o seis monos en una jaula y dentro de la misma una escalera con plátanos arriba. Cuando un mono subía les lanzaban un chorro de agua congelada, cuando un segundo y un tercer mono hacían lo mismo, volvían a lanzar el mismo chorro de agua helada. Cuando pasó un tiempo, si un mono intentaba subir la escalera, otro le pegaba para que no lo hiciera, así que los científicos sustituyeron un mono por otro nuevo, y el mono nuevo cuando intentó subir la escalera, los demás le pegaban auténticas palizas. Los científicos siguieron sustituyendo monos, y siempre los veteranos pegaban al nuevo mono que subía, hasta que finalmente los veteranos fueron también sustituidos. Finalmente quedaron dentro de la jaula monos que nunca supieron la historia del chorro de agua fría al subir la escalera para intentar alcanzar los plátanos, pero... todo mono que intentaba subir la escalera, los demás lo pegaban.

En todas las casas cuecen habas. Es uno de los dichos más realistas que conozco. En cualquier clase de familia, ya sean grandes, o más pequeñas, dando igual la clase social incluso. Para que hayan discusiones, sinsabores y dimes y diretes no es necesario cumplir una serie de requisitos, si no simplemente ser humano, que cada uno tenga un punto de vista y sobre todo que no hayan muchas ganas de dialogar y solucionar malentendidos son los ingredientes necesarios para que esto ocurra. Yo no creo que éste sea el problema, el problema diría que es cuando tú mismo te ves involucrado en esta lucha de gentes y estás "casi obligado" a tomar parte en el asunto del lado por supuesto que "debes" estar. La historia de los monos se repite año tras año en millares de familias de todo el mundo. Es triste no haber conocido la vida de esas personas a las que nunca has conocido, no saber cuándo se casaron, si son felices, cómo viven y dónde están sus casas. No saber ni un mínimo detalle de sus vidas ni ellos de la tuya, es triste.

Yo tuve la fortuna de reencontrarme con alguien de mi familia a la que vi en contadas ocasiones (nacimientos, entierros, bodas...) pero no hablábamos, y descubrí una persona entera, agradable, buena... En estos días estamos a punto de volver a vivir la misma sensación.

Un nuevo reencuentro está a punto de suceder y estoy realmente feliz, porque yo no quiero que mi hijo sea uno de esos monitos, como lo fuimos nosotros. Sí, estoy feliz, y algo me dice que todo irá perfectamente y que vale la pena dar un paso hacía adelante, porque muchas veces en este tipo de historias, justamente pagamos los que ni si quiera conocemos la historia pasada. Y no es que nos de igual, es que muchas veces, en la mayoría de las ocasiones hay que saber comprender las diferentes situaciones e incluso hay que saber perdonar para que tú descendencia no tenga que vivir como monitos ajenos a ese dolor que quizás una vez experimentaste.

Yo pienso que es más fácil aprender a perdonar que enseñar a odiar a los que tienes a tu lado. Así que sí, soy feliz porque quiero que mi hijo conozca a todas y todos y no viva como un monito aislado con una historia pasada que nosotros ni hemos vivido, sólo nos la han narrado. Es cuestión de tiempo que todo llega !!!!



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