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martes, 21 de febrero de 2017

Me casaría contigo


Me casaría contigo, en serio, con tu sonrisa preciosa, con esos labios tuyos, tan carnosos, y esa dentadura perfecta. Me casaría con cada lunar dibujado en tu cuerpo y con tu pelo, que por muchas quejas que pongas, es el pelo rizado más bonito del mundo. Sí, porque lo digo yo, y estando despiertos sabes que mando yo, y mientras dormimos lo haces tú. 

Estoy locamente enamorada de tu D, de esa D que me Desquicia en muchas ocasiones, de esa D vestida de Duende que me cuida cuando tengo fiebre y cuando no también. Estoy tremendamente enamorada de esa D que me Direcciona porque sabes que yo no entiendo los mapas y si diera tres vueltas a la manzana igualmente me perdería. De esa D que Diambula por la noche en mis sueños tejiendo nuevas ilusiones. Caí en las redes de esa D que Danza con un paso extraño porque no sabes bailar, pero me encanta ver cómo lo intentas con cara de interesante. Enamorada de esa D que Debate cada noche sobre las cosas cotidianas del día a día. Porque no dejamos de hablar, somos como cotorros contando infinidad de cosas en infinidad de ocasiones o nada en otras, pero qué bonito tenerte sentado a mi lado, en nuestro sofá, ese que compramos no en rebajas, pero estaba rebajado. 

Me casaría contigo, de verdad te lo digo. Porque me enamora esa D que no me Debe nada y a la que debo tanto. De esa D que Decide conmigo hasta las más pequeñas cosas de la vida, por tontas que parezcan. Me enloquece esa D tuya que me trata como una Dama porque sabes que soy del siglo pasado y me encantan que me dejen pasar primero y que me abran la puerta del coche. De esa D que no Duda en taparme cuando tengo frío, que no Duda en hacer el tonto cuando estoy deprimida. Esa D que conoce mi D. 

Me casaría contigo, en serio te lo digo, me casaría si no fuera porque hace casi una década me casé contigo y desde entonces soy una persona con dos brazos, cuatro piernas, dos almas pero un único corazón: tú, y sí, es cierto, soy asquerosamente cursi, pero me casaría contigo, en serio te lo digo. 
D. Lorefield

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